Pero los principales responsables fueron el entonces presidente Diaz Ordaz y el secretario de gobernación y posterior presidente de México, Luis Echeverría Alvarez, entre muchos otros asesinos cobardes, porque de su mente y boca salieron las instrucciones y el plan para acabar con el movimiento estudiantil. Existen pruebas de que estos personajes cobraban en la nómina de la CIA de los Estados Unidos, y que servían a los intereses de autoridades superiores de ese país, ¿qué opinan ustedes el entonces presidente de México era un pobre empleado de los norteamericanos? parece increíble pero esa fue la triste realidad, si no me creen pueden consultar la revista proceso que recién editó un número con el tema e historias sobre lo que acontenció por aquellas fechas en torno a la masacre de Tlatelolco.
Ahora es menester recordar que desafortunadamente nuestra historia tiene varios ejemplos de personajes tan miserables que a cambio de sus intereses personales han traicionado a su gente, a su sangre, a su historia, a su cultura, a su pueblo, así desde aquel triste personaje llamado Moctezuma II, quien por cobardía y miedo a perder su poder, se alió con Hernán Cortés y traicionó a su pueblo Mexica, en aquel entonces cuenta la historia que por fortuna su propio pueblo le cobró con su vida la traición y cobardía.
Otro personaje que no hay que olvidar por el daño que le hizo a nuestro pueblo fue esa mujer a quien apodaron la Malinche, quien fue de fundamental ayuda para Cortés, para lograr la conquista de México, esa mujer fue responsable de muchas muertes y masacres perpetradas contra de hermanos mexicas y de muchos otros pueblos, y al final igual que Echeverría fue premiada, entregándole una enorme cantidad de tierras y riqueza para el resto de sus días. Ya en el siglo XIX tenemos otro ejemplo de miserables personajes en López de Santa Ana, quien con tal de no perder la vida y el poder ante el poderío norteamericano prefirío entregar, nada más y nada menos que la mitad del territorio nacional, sin importarle para nada el futuro de la nación mexicana.
Y para entrar más actuales hay otro personaje siniestro que en 1988 se robó descaradamente la presidencia de la República, personaje a quien se relaciona con el narcotráfico y con el asesinato de Luis Donaldo Colosio (de ahí el chiste del porque le decían el esplendido, pues porque le disparaba a sus amigos) y quien es responsable directo de vender la mayor parte de las empresas del estado entre particulares, amigos y familiares, agrabando con ello el esquema de corrupción al amparo del poder público, y acelerando el camino hacia el modelo neoliberal que prevalece desde 1983 y que a sumido a México en una de las peores etapas de su vida económica y social.
Y para rematar hace apenas dos años el Señor Vicente Fox, a quien una parte del pueblo de México le dio su confianza para que gobernara el país, y que al final de su sexenio se convirtió en lo que ahora se le reconoce, el traidor a la democracia, porque intervino directamente, con todo el poder del estado para llevar a la presidencia de la República a como diera lugar o "haya sido como haya sido" a Felipe Calderón en otro claro fraude electoral.
Estos son sólo algunos de los ejemplos de personajes que son una vergüenza para nuestra historia y nuestra patria, ya que su participación en la vida nacional en cada etapa histórica en la que les toco vivir hicieron un grave daño a la nación mexicana.
Volviendo al triste suceso de 1968, es importante no olvidar la cobarde masacre que realizó el estado y el ejercito contra jóvenes, no se sabe si cientos o miles, es importante que esos crímenes no queden en la impunidad, no tanto que se castigue a los culpable porque muchos afortundamente ya murieron, sino para que la historia oficial los registre como lo que son o fueron asesinos y sobre todo para que no permitamos que la historia se repita, porque en 2006 ante los acontecimientos del fraude electoral, como en el caso de Oaxaca, hubo un alto riesgo de represión que ya tenía preparado el estado mexicano para atentar contra quien no reconocía ni reconocerá nunca a Calderón como el Presidente de México, por fortuna y gracias a la inteligencia de López Obrador el movimiento fue contenido y se evitó caer en la trampa que el estado a través de la PFP, el Estado Mayor Presidencial y el Ejercito habían montado a los alrededores del Palacio Legislativo.
Hoy día es momento de recordar con cariño a todos esos hombres y mujeres caídos aquella tarde en Tlatelolco y recordar lo que ellos seguramente quisieran que no olvidáramos; que la lucha por la democracia y la justicia en este país no es una lucha en vano, que murieron con valor pero dejaron una huella, una pequeña semilla que hoy en día ha prendido en las mentes y corazones de muchos miles (hombres, mujeres, amas de casa, jóvenes, adultos, intelectuales, trabajadores, estudiantes, etc, etc.) la esperanza de ver nacer una nueva República donde se hagan realidad esos ideales y demandas que fueron parte de los sueños con los que vivieron esos que fueron los últimos días de su vida en 1968.